Más.

No quiero ser como tú. Y te quiero, y te admiro como a nadie, y no podría estarte más agradecida por lo mucho que me has cuidado toda mi vida. Escucho atentamente cada uno de tus consejos, te lo prometo.

Pero aspiro a algo más... busco algo más. Aunque todavía no sepa muy bien qué, ni dónde encontrarlo.

Gracias, amigo

Querido Al:
Gracias. Porque a pesar de todo lo que hemos vivido juntos, de nuestras broncas tontas, de los meses que pasamos sin hablarnos... sigues siendo una de las personas en las que más confío. Por no decir la que más.

Porque sé, (se te nota a leguas: lo noto) que sigo siendo muy importante para ti. Y a veces me da miedo no ser capaz de estar a la altura: tengo miedo de hacerte daño.
Algún día tendré que presentaros a alguien, no sé... digo yo que ligaré por fin... Y ese día será difícil para ti y para mí.
Pero de lo que más segura estoy es de que siempre podré contar contigo, pase lo que pase.

No desaparezcas nunca...

Las no-cartas

He escrito muchas cartas a lo largo de mi vida. Algunas por vía postal, (las de siempre) con alguna vieja foto y un beso estampado en el sobre. Otras en formato digital mucho más rápido y práctico, aunque con menos encanto: los e-mails. En mis viajes, a mi familia, contándoles lo mucho que me estaba divirtiendo y lo riquísima que resultaba la comida local. A mis colegas del colegio cada Navidad, para recordar viejos tiempos y sonreír entre líneas. De vez en cuando incluso a mis enemigos, porque me gusta tenerles cerca.

Pero podría afirmar sin equivocarme que lo más importante (o sincero, según se mire) no es lo que he dicho, es decir, las frases que escribí sobre el papel o el monitor... sino todo aquello que por temor o quizá sentido común finalmente no envié. Las no-cartas.

Este blog será un cementerio donde descansen todas ellas... espero que para siempre.

Volver al inicio Volver arriba Alfombra mi inocencia. Theme ligneous by pure-essence.net. Bloggerized by Chica Blogger.